Carlos Alcaraz vence al australiano Jordan Thompson en tres sets (7-5, 4-6 y 6-3) en su debut en Cincinnati. Mejor que en Canadá, pero sin llegar a recuperar las sensaciones que le hicieron imbatible durante 14 partidos seguidos esta temporada. El español fue de menos a más en un encuentro que se fue casi a las tres horas y donde dejó lo mejor que ofrece su tenis estos días para la última manga.

El número uno del mundo superó los fantasmas de la semana pasada en Toronto. Esos que se paseaban por su cabeza en la primera manga de cada partido que disputaba en el Masters 1000 canadiense. Los mismos que le conducían a ceder su saque nada más iniciar un nuevo set.

La mala noticia, sin embargo, es que aunque haya sabido sobreponerse a ellos, no se han marchado. El murciano comenzó un partido que detuvo la lluvia durante 30 minutos cuando disputaban el cuarto juego. Y, dos más tarde, entregó un servicio que no duraría mucho tiempo en posesión del australiano.

Acción-reacción por parte de Alcaraz. Lograba un contrabreak, que le ponía en la senda correcta para volver a romperle el servicio a su rival en el momento más delicado, al filo del primer set.

La segunda manga adquirió un cariz muy similar a la primera en el momento en el que Alcaraz permitió que le quebrasen el saque otra vez en el sexto juego. Sin embargo, el tenista de El Palmar dejó escapar su último servicio para encarrilar en el tercero con break a favor nada más empezar.

Esa rotura fue la decisiva para darle el empujón a un encuentro marcado por la irregularidad, la tónica del español en los últimos días. De hecho, tan sólo consumó cuatro de las 17 oportunidades que tuvo y entre ambos tenistas acumularon 80 errores no forzados. Alcaraz no estuvo fino, más bien gris.

Aún así le valió para avanzar de ronda. Al menos, de momento, porque el problema emergerá si mañana Tommy Paul vence ante Hubert y se convierte en su próximo rival a batir. Y ese sí que sería un fantasma del pasado al que conviene enfrentar cuanto antes para hacer, por fin, desaparecer.