El campeón salva los muebles con polémica
La serie entre Celtics y Bucks llegaba a Milwaukee, a casa del campeón de la NBA. El Fiserv Forum, un pabellón que tuvo muchísimo que ver en el anillo de 2021 y que hoy ha demostrado ese poder. Por el ambiente, por la energía de sus jugadores o por que los árbitros, que durante todo el partido no habían sido precisamente caseros (17 tiros libres de los Bucks por 34 de los Celtics), tiraron hacia el mismo lado, el de Milwaukee, en las últimas dos jugadas: en el último ataque local que acabó en canasta de Jrue Holiday poniendo a los suyos 3 arriba y en el penúltimo de los Celtics. En la primera de las dos jugadas, Jrue empujó con el brazo a Jayson Tatum, su defensor, justo antes de tirar. Discutible acción cuando menos. En la segunda, Marcus Smart comenzaba la acción de tiro desde el perímetro cuando recibió la falta, pero los árbitros no lo vieron así y le dieron dos lanzamientos desde la línea de tiros libres en lugar de tres, que era la diferencia que había en ese momento en el marcador (103-100).
Smart metió el primero, tiró a fallar el segundo, cogió su propio rebote, falló; Robert Williams cogió el rechace y también falló; Al Horford volvió a conseguir el rebote ofensivo y falló; y, finalmente, otra vez el pívot dominicano recogió su propio rechace para, esta vez sí, meterla... Pero fuera de tiempo. Una canasta que habría forzado la prórroga. Una jugada con cuatro intentos debajo de la aro que cortó la respiración de los aficionados de los Bucks, que vieron como poco antes los Celtics lograban ponerse por primera vez por delante desde justo después del descanso. El tercer parcial no había sido propicio para los visitantes. Jrue Holiday, Brook López, un inspirado Pat Conaughton, un incansable Bobby Portis... Entre todos les dejaron en 17 puntos durante esos 12 minutos. Entre ellos y, cómo no, también Giannis Antetokounmpo.
El griego hizo un partido sobrehumano. Acabó con 42 puntos, 12 rebotes y 8 asistencias, y protagonizando varias jugadas clave en los últimos minutos, como la penúltima canasta de su equipo con un movimiento en el poste digno de los mejores pívots de la historia o un tapón inmediatamente después sobre Jaylen Brown, que en ese momento era el jugador más inspirado de los Celtics junto a Horford. El dominicano rescató a los suyos al inicio del último cuarto. En apenas 4 minutos y medio los Celtics llevaban más puntos (18) que en todo el periodo anterior. Horford metió canastas de todos los colores, incluidos dos triples, que dejaron el partido en el alambre. Ahí fue donde se sumó Brown. Entre ambos acabaron con 59 tantos. No se puede decir lo mismo de Jayson Tatum, que realizó el que seguramente sea su peor partido en playoffs: 10 puntos, 4/19 en tiros de campo y 0/6 en triples. Mención especial para Wesley Mathews, que con él de defensor acabó en un 0/10.
Pero lo peor de todo esto es que cuando a Tatum no le salen las cosas en ataque tiende a dispersarse y esta vez lo hizo más de la cuenta, protagonizando algunas imágenes en defensa de auténtica vergüenza. Eso, en la mejor defensa de la temporada regular, es menos admisible de lo normal. Esa defensa fue la que dio el empujón final en el intento de remontada, cuando los Bucks comenzaron a atascarse en ataque y echar más de menos que nunca a Khris Middleton, ese jugador capaz de generar por sí mismo tiros y puntos más allá de sistemas propios y ajenos. Felizmente para Milwaukee la victoria se quedó en casa. Una victoria que puede ser clave, porque en series tan igualadas como parece que es esta, los terceros partidos marcan muchas veces el devenir de la eliminatoria. Y porque los Bucks han demostrado, dos veces de tres ya ante los Celtics, que a pesar de no poder contar con su segundo mejor jugador su espíritu de campeón sigue estando intacto. Y sus ganas de ganar también. Contra todo eso y contra la amenaza del 3-1 saldrán los Celtics a luchar el lunes, en un encuentro a vida o muerte para ellos.