El tenis sale de la burbuja
En condiciones normales este domingo terminaría el Open de Australia. Esta mañana, en nuestro huso horario, tarde-noche en la Rod Laver Arena de Melbourne Park, los Nadal y Djokovic de turno o los que hubieran dado la sorpresa se estarían jugando el primer grande del año. Pero desde marzo lo habitual se ha transformado en extraordinario en todos los órdenes de la vida, también en el tenis. Por eso, por culpa de la pandemia, todavía no había arrancado el circuito acostumbrado de la ATP y de la WTA. Lo hará entre el domingo y el lunes con tres torneos femeninos y tres masculinos, todos en Melbourne, dentro de un mismo hábitat, todos destinados a preparar por la vía de urgencia el Open de Australia, que se descorchará el 8 de febrero.
Lo hará con una cierta normalidad, salvo contratiempo, pues la organización ha anunciado la presencia de 30.000 personas cada día en las gradas, el 50% de la capacidad de otros años, pero una excelente noticia si se la compara con la mayoría de competiciones del mundo que se están disputando a puerta cerrada. El virus ha tenido menos incidencia en Australia y para no tener que lamentar consecuencias por eso los tenistas fueron obligados a un confinamiento de 14 días.
Un encierro que no ha sido igual para todos. Unos lo vivieron en Melbourne pudiendo salir cinco horas al día a entrenarse en un club. Otros no tuvieron más remedio que permanecer encerrados en una habitación de hotel tras viajar en un avión con positivos por covid. Esto afectó a 72 jugadores, entre ellos los españoles Carlos Alcaraz, Mario Vilella y Paula Badosa, que contrajo el coronavirus y no podrá salir de su aislamiento hasta dentro de unos días. El tercer grupo de tenistas, la élite dentro de la élite, ha pasado estos días en Adelaida, donde el viernes Djokovic, Nadal, Thiem, Simona Halep, Naomi Osaka y Serena Wi-lliams participaron en una exhibición. Son los que, dentro de lo que cabe, han podido preparar mejor el primer grande de la temporada. “No es cuestión de quejarse pero que ha haya habido distintas cuarentenas ha sido un error”, lamentó este sábaado Alexander Zverev. “Todos los jugadores tenían que haber tenido el mismo trato, desde el primero del cuadro hasta el último. Una cosa es tener pequeñas ventajas como más entradas para tus invitados o un vestuario un poco mejor y otra que haya distintos confinamientos. Ya solo cómo puede afectar psicológicamente ya es mucho”, declaró a La Vanguardia el extenista Jordi Arrese.
Los que han podido entrenar tendrán ventaja significativa con respecto a los que han estado encerrados en un hotel”
Sea como fuera el panorama es complejo. ¿Cómo responderán las piernas al exigirlas al máximo sin una extensa preparación anterior? “Nos encontramos en un escenario nuevo, con muchas más preguntas que respuestas y con bastante incerteza porque en los últimos tiempos se ha competido muy poco por culpa de la pandemia. Aun así creo que en el tenis masculino mandará la jerarquía porque los diferentes escalones están más claros y creo que los mejores se seguirán imponiendo, y más sobre todo en un Grand Slam a cinco sets como es Australia. En cuanto a las mujeres será todavía más abierto de lo que viene siendo, es más difícil hacer pronósticos”, se extiende para este diario el entrenador Xavi Budó, que dirigió las carreras de Carla Suárez y Paula Badosa.
“Está siendo complicadísimo para los jugadores, que ahora tendrán que competir con poca preparación pero al final son profesionales y tienen que adaptarse a las condiciones. Con una pandemia mundial, ya me parece bastante el que puedan jugar”, reflexionó Arrese.
Todos los tenistas tenían que haber recibido el mismo trato, desde el primero del cuadro hasta el último”
Ya sobre la pista Budó tiene claro que puede haber beneficiados y perjudicados. “Los tenistas que han estado confinados pero han podido ir al club cinco horas al día a entrenarse tendrán una ventaja significativa sobre aquellos que vinieron en aviones con problemas de covid y no se han podido mover del hotel”. El entrenador también pone hincapié en los problemas físicos que puedan surgir. “Habrá que ver cómo incide esta preparación tan particular, tan corta y con tantas dificultades en el tema de las lesiones. Siempre hay problemas con el calor y las lesiones en el Open de Australia porque, a mi entender, llega muy pronto con solo dos o tres semanas de competición en un año normal. En este año, además, solo llegará con una semana de competición”.
Las raquetas ya velan armas. Tras una espera que a algunos se les ha hecho eterna ya pueden cantar juego, set y partido.