Francia toma Múnich
Mats Hummels miraba al cielo de Múnich. No se lo podía creer. En su primer partido oficial con la Mannschaft tras ser vetado como consecuencia de la debacle mundialista en 2018, el defensa del Borussia Dortmund marcó un gol en propia puerta que decidió el primer plato fuerte de la Eurocopa entre Francia y Alemania. Terminó imponiéndose la favorita. Pero sufriendo y pidiendo la hora ante una Alemania cuyo corazón y entrega, finalmente, no obtuvo recompensa. El próximo partido de la Mannschaft ante Portugal será su segunda final. Necesita estrenar su casillero de puntos si quiere evitar una finalísima por el tercer puesto frente a Hungría la semana que viene.
No hubo sorpresas en los onces. La vigente campeona del mundo salió con Griezmann, Benzema y Mbappé en ataque, Löw apostó por una línea de tres en defensa, Kimmich reconvertido en lateral y Havertz, en lugar de Sané, en ataque. El objetivo de la Mannschaft fue claro desde el principio: achicar espacios y evitar pérdidas para que los tres mosqueteros galos entrasen en escena lo menos posible. Y lo logró. Hasta que la propia Francia quiso.
No tenían prisa los franceses. Durante los primeros compases del choque en Múnich, la Tricolore se mantuvo en su propio campo y entregó el cuero a los anfitriones para ver qué proponían. Vieron que los de Löw querían ser protagonistas. No había complejos. Y los de Löw comenzaron tímidamente a mover el cuero y a buscar a Gnabry y Havertz en punta, eso sí, siempre cuidando el orden para que los de Deschamps no echasen a correr. Mandaba Alemania, pero no llegó a ver de cerca a Lloris en demasiadas ocasiones. Un cabezazo de Hummels muy alto fue de lo más reseñable por parte de la Mannschaft en los primeros veinte minutos de partido.
Fue entonces cuando, poco a poco, fue apareciendo Kanté en el centro del campo galo para robar algún que otro balón y ayudar a los suyos a adelantar líneas y amarrar a los alemanes, ya no tan finos con el esférico en los pies. Comenzaron a aparecer Pavard y Lucas por banda, ambos clave debido al espacio que dejaban los carrileros Kimmich y Gosens a sus espaldas. Fue por ahí por donde atacaron los de Deschamps. E hicieron daño. Mucho.
Un buen centro de Pavard terminó en córner y, acto seguido, en la primera clara del partido. Pogba remató de cabeza a escasos metros de Neuer, pero no atinó bien. No importó. Griezmann aparecía en todos lados del campo para dar movilidad a una campeona del mundo que tardó pocos minutos en hacerse con el control total. Neuer estuvo atento en la única ocasión en la que Mbappé logró quitarse de encima a Ginter, pero su compañero en el centro de la zaga no estuvo tan acertado como él. Pogba vio a Lucas en la espalda de Kimmich, el ex del Atlético la cruzó y Hummels, en lo que fue un intento de despejar el centro, se la coló en su portería.
Enmudeció el coliseo bávaro, en el que sólo se escuchaban a los pocos aficionados galos que se dieron cita en el Allianz. Pero quedaba mucho. Todo un mundo de partido. Se sacudieron los alemanes. Y volvieron a la carga. Sobre todo gracias a la soberbia de un Kimmich del que no se sabe si es mejor en el centro del campo o en el carril diestro. Para Lucas, su compañero en el Bayern, fue una auténtica pesadilla. Ambos protagonizaron una batalla individual que terminó en una patada involuntaria de Kimmich (que ya tenía amarilla) en la cara de Lucas.
Se rebeló Alemania. Y tuvo sus posibilidades de igualar el marcador. Gündogan y Gnabry tuvieron las más claras para la tetracampeona del mundo que, con el pase de los minutos, fue adelantando líneas, arriesgando más y ofreciendo más espacios a los correcaminos franceses. Rabiot la mandó al palo. Mbappé al fondo de la red tras bailar con Gosens, pero el linier levantó el banderín. Lo volvió a intentar la estrella del PSG y adelantó a Hummels como Bale a Bartra en aquella final de copa. Lo derribó el zaguero. Parecía penalti. Pero el VAR no intervino. Sí lo hizo tras un tanto de Benzama por fuera de juego. No importó. Un gol en propia le bastó para tomar Múnich.