Eden Hazard está ante su primera final de verdad como jugador del Real Madrid. Desde que llegó al Bernabéu, su equipo ha jugado tres. En ninguna de ellas ha aparecido. Ni se le esperaba. La primera fue la Supercopa de España de 2020, la de los penaltis en Yeda ante el Atlético de Madrid. Entonces estaba en pleno proceso de recuperación de la lesión sufrida ante el PSG, tratando de escapar de un quirófano que no tenía escapatoria. Las otras dos fueron la temporada pasada. Ante el Athletic, también en la Supercopa de España, y la de la Champions. En ninguna de ellas tuvo la fuerza suficiente en el equipo para que Ancelotti al menos dudara al mirar al banquillo y ver al belga.

Han pasado los meses y la frase de Ancelotti en abril que mucha gente se tomó casi como una broma es una realidad. "Cuento con Hazard para la temporada que viene". Y Hazard está con el Madrid en Helsinki, algo que por lo que se hubiera pagado una fortuna en una casa de apuestas pocos meses atrás.

La final de la Supercopa de Europa, que se le negó dos veces a Hazard como jugador del Chelsea (2011 y 2012), se le presenta con un panorama que ha cambiado de manera importante. Las dudas para nada están despejadas, eso solo lo puede hacer el belga a base de buenos momentos cuando Ancelotti le dé paso. Pero la pretemporada ha dibujado un escenario en el que el optimismo ha ganado algunos pesos al pesimismo.

En el banquillo de inicio

Hazard es suplente, de eso no hay duda. Como tampoco la hay de que Ancelotti madura la idea de que sea la mejor manera de cuidar y suplir a Benzema. La posición de falso ariete la ha catado en la gira por Estados Unidos y puede ser su plataforma para lograr eso que prometió en Cibeles: devolver al Madrid algo de lo que no ha sido capaz de darle desde que llegó hace ya tres veranos.

La idea de no fichar a un 9 es firme en Valdebebas. "La plantilla está cerrada", aseguró semanas atrás Ancelotti. La salida, poco probable de Mariano, tampoco cambiaría mucho ese plan. El hispano-dominicano es un jugador residual en los planes de Ancelotti.

En Helsinki, Hazard tiene la oportunidad de comenzar a cambiar una historia que hasta hoy es una de las peores inversiones de la historia del club blanco. El fútbol, poco dado a ello, le da una nueva oportunidad.