Marc Márquez entra en pista para el despegue
Poco ha esperado Marc Márquez para ver en qué condiciones está sobre la moto. En cuanto recibió el OK de los doctores primero lo hizo con la de motocross, "la más compleja en amplitud de visión y dificultad" y pocos días después, hoy, ya está en el circuito de Portimao en un test privado en el que también ha estado su hermano Álex.
Su 93 no es la de gran premio, pero sí la más cercana posible, la RC213V-S resultado de combinar las tecnologías desarrolladas por Honda en la competición para producir un modelo comercial, "lo más parecido a una moto de carreras que piloté nunca", decía Dani Pedrosa en su momento.
Marc quiere probarse, ver si está en condiciones de viajar a Malasia para los primeros test de pretemporada el 5 y 6 de febrero en Sepang, vitales para entender la moto, y no digamos el motor, descongelado esta temporada. Ya se perdió las dos últimas carreras de 2021 por la caída de octubre y el regreso de la diplopía (vista doble) e igualmente la primera sesión de pretemporada de 2022 en Jerez.
Desde luego, su optimismo es evidente, como mostró hace un par de días en charla con la prensa: "Estas últimas semanas, mejoraron mis sensaciones y eso me permitió pilotar una moto. Elegí el motocross porque fue la moto con la que me lesioné y es muy exigente. Debes ser muy preciso y necesitas toda la visión. El resultado fue muy positivo. El Repsol Honda está intentando montar un test con la CBR o la del año pasado en un circuito de gran premio. Estoy aliviado, pero aún con tensión. Iremos con prudencia, sin querer correr demasiado para llegar a los test. Lo digo con la boca pequeña, pero parece que también hemos salido de esto".