Miguel con los 3,000 hits en la mira ahora
LAKELAND, Florida -- Miguel Cabrera le dio su sello de aprobación al derecho Beau Brieske, luego de que el prospecto de los Tigres le hiciera un pitcheo particularmente venenoso al venezolano durante una ronda de práctica de bateo en vivo.
“Bueno”, dijo Cabrera desde la caja de bateo.
Es la misma clase de reconocimiento que el veterano les dio a Casey Mize, Tarik Skubal y Matt Manning cuando todos ellos eran prospectos tratando de hacer el equipo grande en los dos años anteriores, y también a Michael Fulmer, Matthew Boyd y Daniel Norris antes de eso.
Mize, quien le siguió a Brieske en el montículo, fue el recipiente de otro comentario positivo de Cabrera – incluyendo algunas palabras en español – para describir su material.
Es un gran elogio y una retroalimentación más que bienvenida de parte de alguien que está a punto de convertirse en apenas el séptimo jugador en la historia de Major League Baseball con por lo menos 3,000 hits y 500 cuadrangulares. Pero mientras Cabrera arranca esta temporada a sólo 13 imparables de acumular 3,000 en su carrera, el venezolano está más motivado por la oportunidad de volver a jugar en un equipo ganador.
Cabrera ganó su único anillo de Serie Mundial hasta la fecha cuando era un novato de 20 años de edad con los Marlins en el 2003, y jugó a cuestas de una multitud de lesiones para tratar de ganarse uno con los Felinos. Se adjudicó su tercera corona de bateo consecutiva y el tercer título divisional seguido por los Tigres mientras jugaba con un desgarre en la ingle en la recta final del 2013. El orgullo de Maracay vio acción en el último mes de la campaña del 2014 con un pie fracturado para ayudar a los Tigres, y también batalló con una lesión en el tobillo derecho para tratar de llevar a los Tigres de regreso a los playoffs después de eso. Toda esa carga física en los últimos años terminó cobrándole factura mientras su cuerpo comenzaba a desgastarse.
Ahora, mientras Cabrera se acerca a su 39no cumpleaños el mes próximo y a la penúltima temporada garantizada de su contrato, los Tigres están saliendo de su reconstrucción. Los días de Cabrera reportándose a los entrenamientos primaverales presuntamente en la mejor forma física de su vida han quedado en el pasado – algo bien difícil de conseguir ahora para un jugador de su edad – pero los días de Cabrera reportándose al campamento con esperanzas están de regreso.
“Nuestro piloto y nuestra organización el año pasado dijeron que es momento de comenzar a ganar. Y ellos demostraron justo eso en la temporada baja”, manifestó Cabrera. “Firmaron a dos grandes nombres para nuestro equipo. Con suerte, podemos mantenernos en salud y saltar al terreno y competir. ... Significa mucho. Tu meta cada año es ganar. Creo que tenemos una oportunidad de hacerlo aquí; estoy bien emocionado. Estamos listos”.
El deseo de ganar de nuevo es tan grande que Cabrera está dispuesto a dejar a un lado su alegría de jugar la primera base para dejar que Spencer Torkelson, el prospecto Nro. 1 de Detroit en la lista de MLB Pipeline, juegue dicha posición de tiempo completo. Está listo para ver a Riley Greene patrullar los jardines del Comerica Park, después de suplicarles en broma a los Tigres que lo mantuvieran en el equipo cuando el entonces adolescente dio un espectáculo en las prácticas de bateo en el Comerica Park en el verano del 2019.
“Asumiré el rol de BD”, exclamó. “Tengo que hablar con el manager, ver cuáles son sus planes. Estoy abierto a todo. Estoy aquí para ayudar, saltar al terreno y jugar mi mejor béisbol y tratar de ayudar a todos aquí”.
Eso no significa que Miggy esté ignorando su camino a los 3,000 imparables. Tras unirse al club de los 500 cuadrangulares en verano pasado, no sólo se quedó con todos los artículos involucrados en dicho honor – la bola, el bate, su jersey, su casco y sus guantillas – sino también se quedó con la valoración de lo que significa lograr dicha hazaña en medio de una avalancha de atención.
“Es bien difícil, porque no buscas dar jonrones”, confesó Cabrera. “Cuando intentas más de la cuenta, cometes muchos errores en la caja de bateo. En el plato, tienes que estar relajado y enfocado y tratar de hacer un buen contacto”.
Miguel necesitó 11 días después de conectar su 499no estacazo para finalmente llegar a la cifra mágica de 500. Ahora espera que su ruta para llegar a los 3,000 indiscutibles sea un poco más fácil.
“Me refiero a que, sí, porque es difícil conectar jonrones”, manifestó. “¿Hits? Puedo tocar la bola y apuntarme un hit. Quizás lo haga”.
Luego soltó una carcajada.
“Quizás. Voy a intentarlo. No, no. De ninguna manera”.