Por fin ‘Dame Time’ en Milwaukee Bucks

Para estas cosas ficharon los Milwaukee Bucks a Damian Lillard. No le trajeron para defender o para ordenar al equipo. Sí para que el ataque fluyese mejor o para que formase un dúo letal con Giannis Antetokounmpo. Pero sobre todo le ficharon para que ganase partidos de la manera en que lo ha hecho esta noche. De la misma forma en la que ganó tantos durante todos los años que vistió la camiseta de los Portland Trail Blazers. Ese Lillard decisivo de los finales apretados, ese que apenas había asomado la patita en Milwaukee, apareció con todo su esplendor en la prórroga ante los Sacramento Kings para ganar el partido con un triple maravilloso (143-142).

La temporada de Lillard no está siendo un camino de rosas. Su fichaje fue el más sonado del verano. Una estrella de su calibre cambiando de equipo, y en su caso por primera vez, siempre es un notición. La perspectiva de juntarle con Anteto hacía la boca agua a los aficionados de los Bucks. Por el camino, eso sí, se marchaba un hombre que había sido clave hasta ahora en el esquema y los éxitos del equipo: Jrue Holiday. El cambio en el puesto de base era una auténtica declaración de intenciones. Lillard es un jugador con más talento puro y capacidad anotadora, mientras que Holiday es uno de los mejores defensores en su puesto y un hombre capaz de aportar píldoras de mucho nivel en ataque. Son prácticamente la noche y el día y era previsible que los Bucks ya no fuesen los que conocíamos. Los Bucks tenían lo más importante para ganar: estrellas. Y por partida doble. Sólo hacía falta rodearles como es debido y esperar a recoger los frutos.

Pero lo cierto es que ni les han rodeado bien ni ellos dos están funcionando como se esperaba como pareja. Jugar con Malik Beasley de escolta titular es bajar mucho el nivel. Y el Khris Middleton de 2024 definitivamente no es el que era. Más allá de Brook Lopez el quinteto titular se viene abajo. Y la asociación entre Lillard y Giannis la mayoría del tiempo es cualquier cosa menos eso, una asociación. Porque no se entienden, porque el entrenador, un Adrian Griffin que no está destacando especialmente en su debut en el puesto, no sabe sacarles el máximo partido... Por lo que sea, pero el resultado está más cerca de ser un fiasco que otra cosa. Aún así los Bucks son segundos del Este con claridad, con un récord de 28-12. Sin embargo, la distancia con el líder (2,5 partidos con los Celtics), mayor por sensaciones que por resultados, hace zozobrar las expectativas sobre su temporada. Unas expectativas que no pueden ser otras que ganar el anillo.

En este panorama de muchas dudas y pocas certezas, finales como el de hoy son un empujón de moral para el equipo. Los Kings parecían tener el partido ganado cuando iban cuatro arriba en el tramo final de la prórroga, pero primero un triple de Lopez recortó al mínimo la distancia (140-141 a 11 segundos) y después De’Aaron Fox perdonó uno de los dos tiros libres de los que dispuso. Con cinco segundos por jugarse y sacando de fondo, Lillard recibió el balón, se plantó a unos 10 metros de la canasta de los Kings y metió un triple limpio que puso al Fiserv Forum de Milwaukee en pie. Él empezó a hacer su famoso gesto señalando la hora, el Dame Time, que lo imitaron muchos de sus compañeros.

Antes fueron los Bucks los que parecieron tener el partido controlado, cuando amasaron una ventaja de 12 puntos al inicio del último cuarto. Los Kings se levantaron, ya sin su entrenador en el banquillo. Mike Brown protagonizó una escena bastante desagradable que le costó la expulsión cuando empezó a gritar en la cara a uno de los árbitros, metido dentro de la pista, protestando una jugada. Después, en rueda de prensa, incluso llegó a mostrar a la prensa en un portátil algunas jugadas que, según él, no habían estado bien arbitradas. Fox fue el máximo anotador de los Kings con 32 puntos, seguido por Malik Monk, con 28. Domantas Sabonis consiguió el décimo triple-doble de la temporada con 21, 13 rebotes y 15 asistencias. Para los Bucks, que tuvieron un acierto tremendo desde la línea de tres (46,5%), una de las claves fundamentales este año para conseguir sus objetivos, Lillard se fue a 29 tantos y Antetokounmpo también consiguió un triple-doble: 27+10+10.

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