En apenas tres días Ricky Rubio ha estado en tres equipos de la NBA. Los Phoenix Suns, con quienes acabó la pasada campaña, los Oklahoma City Thunder, que mandaron a Arizona a Chris Paul en el traspaso del español, y ahora los Minnesota Timberwoves. De esta manera, un poco de rebote, Ricky Rubio vuelve a la que fue su primer hogar en Estados Unidos. La franquicia que le drafteó en 2011 y en la que jugó sus seis primeras temporadas allí.

Parece que ahora sí, los Wolves serán la última estación en la locura que ha vivido durante los últimos días y de la que no parecía estar muy contento, si atendemos a las declaraciones que hizo en La Ventana de la Cadena Ser este martes. Ricky quería seguir en Phoenix, en un proyecto que había brillado como ningún otro en los partidos de liga regular que se disputaron en la burbuja y que a punto estuvo de dar la campanada de meterse en playoffs cuando era el que llegaba en peor posición a Orlando. Un equipo que contaba con el reciente nombrado all star Devin Booker, un anotador con marcas a la altura de los grandes de siempre a su edad, y con Deandre Ayton, número 1 del draft de 2018 y un pívot con un potencial tremendo.

Ahora, en su vuelta a casa, compartirá vestuario no con uno, si no con dos números 1: Karl-Anthony Towns y Anthony Edwards, la flamante primera elección de los Wolves durante el draft de esta noche. Junto a D'Angelo Russell forman un trío de jóvenes talentos que intentarán ir subiendo escalones poco a poco para conseguir que la franquicia de Minneapolis regrese a unos playoffs que sólo ha disputado una vez (2018) en los últimos 16 años. No en vano, tiene el peor récord acumulado de toda la liga desde 2007. Los Wolves han mandado a Oklahoma la elección número 17 del draft, con el que los Thunder se van a llevar a otro europeo: el ala-pívot serbio del Olympiakos Aleksej Pokusevski. A Minnesota, además de Ricky, se van los picks 25 y 28.