Stefany Hernández lloró de rabia, se repuso de una caída y se metió en el podio

Pedaleas y pedaleas como si la vida se te fuera en 400 metros y 34 segundos, y al final de la recta está el premio que anhelabas. Solo que para Stefany Hernández el oro olímpico lo era todo, con lo que soñaba desde hacía cuatro años en Londres, y el bronce en su primera final del BMX le produjo una explosión de sentimientos encontrados. Estalló en llanto al entrar en la zona mixta, donde abrazo a Thomas Allier, su mano derecha y entrenador, y después de un rato de descarga anímica tomó consciencia de que ella era, a fin de cuentas, una de las tres mejores del mundo y la primera medallista olímpica de Venezuela en esta modalidad del ciclismo.

La batalla por el oro primero pasó por una semifinal que Stefany superó con una demostración de bravura física y sicológica. Cumplió una primera manga sin sobresaltos en la que hizo una gran maniobra en la segunda curva para adelantar a tres rivales y terminar segunda, detrás de la la colombiana Mariana Pajón, un rayo durante toda la competencia.

Pero en la segunda manga se produjo el drama. Stefany sufrió un tropiezo en la carrera que por poco le cuesta la clasificación. Con cautela para evitar otro percance, pero con suficiente velocidad en los pedales, ocupó el segundo puesto para avanzar a la ronda decisiva por el oro con el tercer mejor puntaje de su eliminatoria.

En las gradas del Parque de MBX de Deodoro, colombianos venidos de Villavicencio, Medellín, Bogotá y cualquier otro rincón del vecino país exhibían sus banderas y el inconfundible amarillo que distingue a las selecciones de ese país. El unánime grito de ¨Ma-rí-a-na, Ma-rí-a-na¨, retumbaba en las grandes para apoyar a la más exitosa atleta en la historia olímpica de ese país: la inmarcesible Mariana Pajón que iba rumbo a otra hazaña.

La última vuelta lo decide todo. Y Stefany tuvo una partida limpia, alejada del embotellamiento que atrapó a la francesa Manón Valentino que rodó en la primera curva. Pero Pajón y la estadounidense Alice Post sacaron ventaja desde la partida y la consolidaron en los morros para culminar primera y segunda. Oro para Pajón, el segundo consecutivo de la colombiana, plata para Post y bronce para Stefanny, la tercera presea para el país en los Juegos. No retumbó el himno en Deodoro, pero las lágrimas de rabia y alegría de la venezolana fueron la mayor expresión de su entrega.

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