Un Djokovic tambaleante se instala en las semifinales del Open de Australia
Melbourne.- Lejos de mostrar los mejores registros de su raqueta, aunque no pareció sufrir demasiado por sus molestias en los abdominales, Novak Djokovic se aseguró este martes un puesto en semifinales del Abierto de Australia, donde le espera el sorprendente ruso Aslan Karatsev.
Servicio y mal genio
"Hasta el último golpe, el partido podía inclinarse de un lado o del otro. Emocionalmente estoy extenuado", dijo Djokovic. El número 1 del mundo respiró al fin después de su victoria 6-7 (6/8), 6-2, 6-4, 7-6 (8/6) contra el alemán Alexander Zverev (7º).
Luciendo cada uno de los dos astros del tenis un apósito abdominal, ni el serbio -que había dado muestras ostensibles de molestias en esa zona en sus dos partidos precedentes- ni el alemán -mucho más discreto- no parecieron sufrir sobre la cancha más allá de lo que les obligaba su rival.
Su duelo, no por igualado dejó de ser decepcionante, sobre todo por los muchos errores no forzados que cometieron ambos tenistas; Djokovic (56) y Zverev (38).
Felizmente para el serbio, pudo apoyarse en su servicio (23 aces por 21 de su rival).
"Serví muy bien, logré un poco más de aces que él, es un milagro ante un tan buen servidor como Sasha", confesó Djokovic.
Sistemáticamente con el partido en contra al inicio de cada set, a excepción del segundo, fue su servicio el que le permitió meterse en el partido en cada ocasión.
Y una cierta dosis de mal genio. "Cuando rompí mi raqueta (cuando perdía 3-1 en el tercer set), me reencontré a mí mismo y el partido cambió", explicó sonriente.
Aunque sobrevivió a un rival que conoce bien (le derrotó en cinco ocasiones en siete partidos), Djokovic se sumergirá ahora en lo desconocido en su semifinal ante el 114º del mundo.
"Nunca le había visto jugar antes del Abierto de Australia. Es muy fuerte, se mueve bien, tiene un muy buen revés, sirve bien, está motivado porque no tiene nada que perder", analizó Djokovic, quien busca su noveno título en Melbourne, y disputará su 39ª semifinal de Grand Slam.
Karatsev, de 27 años, quien derrotó fácilmente a un Dimitrov afectado por dolores dorsales por 2-6, 6-4, 6-1, 6-2, accedió a las semifinales del primer Grand Slam en que participa, y es asimismo el tenista peor clasificado en la ATP que llega a semifinales en Melbourne desde hace 30 años.
Luciendo cada uno de los dos astros del tenis un apósito abdominal, ni el serbio -que había dado muestras ostensibles de molestias en esa zona en sus dos partidos precedentes- ni el alemán -mucho más discreto- no parecieron sufrir sobre la cancha más allá de lo que les obligaba su rival.
Su duelo, no por igualado dejó de ser decepcionante, sobre todo por los muchos errores no forzados que cometieron ambos tenistas; Djokovic (56) y Zverev (38).
Felizmente para el serbio, pudo apoyarse en su servicio (23 aces por 21 de su rival).
"Serví muy bien, logré un poco más de aces que él, es un milagro ante un tan buen servidor como Sasha", confesó Djokovic.
Sistemáticamente con el partido en contra al inicio de cada set, a excepción del segundo, fue su servicio el que le permitió meterse en el partido en cada ocasión.
Y una cierta dosis de mal genio. "Cuando rompí mi raqueta (cuando perdía 3-1 en el tercer set), me reencontré a mí mismo y el partido cambió", explicó sonriente.
Aunque sobrevivió a un rival que conoce bien (le derrotó en cinco ocasiones en siete partidos), Djokovic se sumergirá ahora en lo desconocido en su semifinal ante el 114º del mundo.
"Nunca le había visto jugar antes del Abierto de Australia. Es muy fuerte, se mueve bien, tiene un muy buen revés, sirve bien, está motivado porque no tiene nada que perder", analizó Djokovic, quien busca su noveno título en Melbourne, y disputará su 39ª semifinal de Grand Slam.
Karatsev, de 27 años, quien derrotó fácilmente a un Dimitrov afectado por dolores dorsales por 2-6, 6-4, 6-1, 6-2, accedió a las semifinales del primer Grand Slam en que participa, y es asimismo el tenista peor clasificado en la ATP que llega a semifinales en Melbourne desde hace 30 años.