Kentavious Caldwell-Pope ya tenía suficiente. Había sufrido a Stephen Curry durante su explosión anotadora y, ni corto ni perezoso, se dirigió al banquillo de los Warriors para suplicar a Steve Kerr que cambiase a su estrella "porque nos está matando". Restaban 1:57 para el final del partido.

Tanto el banquillo como el público que se percató de los ruegos de KCP e incluso el propio Curry estallaron en risas por una situación nada habitual en la NBA. Curry había destrozado a los Wizards con 47 puntos en el día de su 34 cumpleaños con 16 de 25 en tiros, y siete triples en 35 minutos de juego.

Aunque parecía que Curry seguiría en pista para buscar su segundo partido con 50 puntos de la temporada (y el undécimo de su carrera), Kerr al final hizo caso a las suplicas de Caldwell-Pope y acabó sentando a Curry para que recibiera una ovación en pie del Chase Center. Igual, KCP pensó que sus peticiones a Kerr habían llegado muy tarde. Si se le hubiera ocurrido en el primer cuarto...

El partido fue una fiesta en San Francisco. Sirvió para volver a ver en acción a Draymond Green recibido por el pabellón con una enorme ovación. Ante los Wizards coincidieron en pista Curry, Green y Klay Thompson por primera vez en los últimos 1.005 días.