Un lineup de Piratas que rompió barreras

Un día como hoy, hace 50 años, Al Oliver tomó su posición en la primera base por los Piratas en el Three Rivers Stadium de Pittsburgh. Fue apenas uno de 22 partidos que Oliver, un jardinero por naturaleza, disputó como titular en la primera almohadilla esa temporada. Oliver se fue de 4-2 contra los Filis esa noche e incluso conectó un doble productor en el primer inning que puso a los Bucaneros arriba por 3-2. Pittsburgh ganó por 10-7.

Pero pese a su sólida actuación, cinco décadas después, Oliver todavía se pregunta por qué fue incluido en la alineación aquella noche.

El abridor de Filadelfia para esa jornada fue Woodie Fryman, un zurdo. En dicha situación, el manager de Pittsburgh, Danny Murtaugh, normalmente hubiese puesto al bateador derecho Bob Robertson en la primera base. En lugar de Robertson, Murtaugh se fue con Oliver, un bateador zurdo, a quien colocó de séptimo en el siguiente orden ofensivo:

Rennie Stennett 2B

Gene Clines CF

Roberto Clemente RF

Willie Stargell LF

Manny Sanguillén C

Dave Cash 3B

Al Oliver 1B

Jackie Hernández SS

Dock Ellis P

La clave de esa alineación fue que yo jugué en la primera base

Al Oliver

La decisión de Murtaugh de incluir a Oliver y no a Robertson aquel 1ro de septiembre de 1971 hubiese sido algo sin importancia en la mayoría de los casos. Pero sucede que esa noche, frente a una concurrencia de 11,278 fanáticos, los Piratas pusieron en el terreno una alineación titular compuesta exclusivamente de jugadores afroamericanos y afrolatinos. Se cree que fue la primera vez en la historia de las Grandes Ligas que un equipo inició un partido con una alineación integrada en su totalidad por jugadores de grupos minoritarios. Cinco de esos jugadores – Clines, Stargell, Cash, Oliver y el Ellis – eran afroamericanos. El puertorriqueño Clemente, los panameños Sanguillén y Stennett y el cubano Hernández completaron la alineación.

“La clave de esa alineación fue que yo jugué en la primera base”, dijo Oliver.

Las lesiones quizás influyeron en la formación de la histórica alineación. Richie Hebner, quien fue el antesalista titular para 93 juegos de los Piratas esa campaña, estaba enfermo, por lo que Murtaugh trasladó a Cash de la segunda a la tercera y colocó a Stennett en la segunda base. Gene Alley, quien fue el torpedero titular de los Piratas de 1971 en 97 ocasiones, estaba fuera por un esguince en una rodilla, por lo que Hernández patrulló las paradas cortas.

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Según un reportaje de United Press International que fue publicado en varios diarios el día siguiente, Robertson también padecía de una dolencia en una rodilla. Sin embargo, no está claro cuán seria era la lesión y si se trataba de algo que lo hubiese descartado automáticamente. De su parte, Robertson dice haberse sorprendido cuando llegó al clubhouse esa tarde y no vio su nombre en la alineación contra Fryman, aunque no recuerda si se percató de la índole histórica del lineup de Murtaugh.

“Quizás cuando di la vuelta por aquella esquina y mi nombre no estaba, no revisé la alineación completa”, dijo Robertson.

Oliver y Robertston, quienes fueron compañeros de equipo en Pittsburgh durante ocho temporadas, siguen siendo buenos amigos. Después de todos estos años, cuando se ven, siempre terminan hablando del 1ro de septiembre de 1971.

“Siempre que nos reunimos surge ese tema”, dijo Robertson.

La alineación exclusivamente afro y latinoamericana de los Piratas no duró mucho. Ellis, quien fue convocado al Juego de Estrellas y ganó 19 juegos en 1971 rumbo a terminar en el cuarto lugar en las votaciones para el Premio Cy Young de la Liga Nacional, tuvo una apertura no característica, ya que salió en la segunda entrada luego de permitir cinco carreras (tres limpias) en 1.1 entrada. Ellis fue reemplazado por Bob Moose. (Por un momento, los Piratas volvieron a tener a nueve jugadores afroamericanos y afrolatinos en el terreno de juego cuando el zurdo Bob Veale reemplazó a Moose con dos outs en la parte alta de la tercera entrada.)

Los jugadores de los Piratas que estaban en el terreno no se dieron de cuenta de que estaban haciendo historia hasta que el juego comenzó. Sanguillén recuerda haberse percatado de ello en el segundo inning. Fue en ese momento que, según varios recuentos, Cash señaló que todos los jugadores en el terreno eran afroamericanos y afrolatinos.

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Después del partido, los reporteros le preguntaron a Murtaugh si estaba consciente de que había puesto una alineación exclusivamente afro y latinoamericana en el terreno. Según el reportaje de United Press International, Murtaugh respondió, “Cuando se trata de hacer la alineación, no veo el color y mis jugadores lo saben. Lo saben porque se lo dije, pero porque conocen la manera en que hago las cosas”.

Aunque los miembros de los Piratas del 1971 dudan que Murtaugh haya ignorado el carácter histórico de su alineación como dijo hacerlo -- “No se le iban muchas cosas”, dijo el ex lanzador de los Piratas, Steve Blass -- juzgando por sus comentarios, confían en que el capataz creó que alineación que consideraba era la indicada para ese partido.

Desde el punto de vista Blass, quien pasó toda su carrera de 1964 a 1974 con Pittsburgh, es muy posible que Murtaugh simplemente haya pensado que Oliver era la mejor opción para la primera base esa noche. Oliver, vale señalar, tuvo promedio de .269 con 54 jonrones y 397 remolcadas en 3,053 visitas al plato de por vida contra los zurdos.

“Al Oliver le bateaba a cualquiera,” dijo Blass. “Así de bueno era bateando. Hoy todo es analítca y los enfrentamientos y los números anteriores, pero tratándose de Danny Murtaugh, quiero especular que él pensaba que el talento de Oliver era lo suficientemente bueno como para prevalecer en un enfrentamiento de zurdo contra zurdo”.

Oliver está de acuerdo.

“Esa noche [Murtaugh] usó la alineación que él consideró capaz de ganar el juego”, dijo Oliver. “Hasta el día de hoy, así lo creo”.

UN HITO DESAPERCIBIDO

La alineación exclusivamente afro y latinoamericana de los Piratas fue un hito importante para un deporte que había admitido a su primer jugador afroamericano apenas 24 años antes, cuando Jackie Robinson hizo su debut por los Dodgers de Brooklyn en 1947. Sin embargo, el suceso histórico recibió poca cobertura en los medios. Quizás eso hubiera sido distinto si los trabajadores en The Pittsburgh Press y the Pittsburgh Post-Gazette, los dos periódicos principales de la ciudad, no hubiesen estado en huelga. El paro laboral empezó a mediados de mayo y terminó el 15 de septiembre. Pero los medios de Filadelfia y a nivel nacional tampoco dijeron mucho al respecto.

Cuando vemos la cobertura en 1947 del 16 de abril, el día después del debut de Jackie Robinson, algunos periódicos le prestaron muy poca atención. Lo afrontaron como si se hubiese tratado de cualquier novato debutando

Adrián Burgos

En abril de 1986, el ex comentarista de radio de los Piratas, Nellie King, le dijo al diario The Pittsburgh Press que él y su compañero de transmisión, Bob Prince, no le habían dedicado mucho tiempo de aire al tema. “Creo que no nos dimos cuenta hasta el segundo inning”, dijo King. “No sacamos a relucir mucho en el aire. Lo mencionamos, estoy seguro, pero no ampliamos mucho”.

Ese mismo artículo del Pittsburgh Press señala que la guía de los Piratas para los medios el siguiente año tampoco mencionó la alienación histórica.

Adrián Burgos, profesor de historia de la Universidad de Illinois y autor de varios libros sobre la participación de jugadores latinoamericanos en el deporte profesional, considera que la falta de cobertura de la alineación de los Piratas el 1ro de septiembre de 1971 refleja una tendencia en aquel entonces de minimizar en lugar de celebrar la caída de barreras raciales.

“En aquella época, los cronistas deportivos, los cronistas de béisbol, tenían la costumbre de restarle importancia a asuntos que hoy en día vemos como más significativos”, dijo Burgos. “Cuando vemos la cobertura en 1947 del 16 de abril, el día después del debut de Jackie Robinson, algunos periódicos le prestaron muy poca atención. Lo afrontaron como si se hubiese tratado de cualquier novato debutando.

“Lo que se vuelve importante para mí, como historiador, es ponderar por qué le restaron importancia. ¿Por qué no darle más atención? Y creo que uno de los factores fue que saco a relucir lo mucho que demoró el resto de Grandes Ligas de integrar [a las minorías] y lo poco que hablaban los cronistas deportivos de la inigualdad racial que existía”.

Pero no se puede exagerar la magnitud de la alineación de los Piratas del 1ro de septiembre de 1971 para el béisbol, que demoró en integrar a las minorías en los años y décadas después del debut de Robinson. En los años 60 y 70, los jugadores afroamericanos y afrolatinos enfrentaban amenazas de muerte, insultos racistas y segregación. Para los jugadores afroamericanos y afrolatinos, el racismo abierto no solamente convertía en un reto rendir en el terreno, sino que también les hacía difícil encontrar vivienda y viajar por los Estados Unidos.

Sanguillén recuerda escuchar amenazas de muerte mientras caminaba por las calles de Raleigh en Carolina del Norte cuando era jugador de liga menor, entre muchos otros incidentes.

“No fue fácil”, dice Sanguillén.

Por lo mismo, no sorprende que para Sanguillén y otros, la alineación histórica de los Piratas el 1ro de septiembre de 1971 haya sido un momento para saborear.

“Los afroamericanos y latinoamericanos vieron esto y vieron un gran día, un gran logro”, dijo Burgos. “Fue algo bien significativo para esas comunidades, porque habían sido excluidos”.

UN PODEROSO LEGADO

La diversidad étnica y racial de los Piratas del 1971 era algo excepcional en Grandes Ligas para aquel entonces. Con un total de 13 jugadores afroamericanos y latinos en su roster, las alineaciones de Pittsburgh esa temporada solían incluir a muchos jugadores de grupos minoritarios. Cuando lanzaba Ellis, dos tercios del orden titular de los Piratas era afroamericano o latino.

De hecho, los Piratas estuvieron bien cerca de poner una alineación exclusivamente afro y latinoamericana sobre el terreno el 17 de junio de 1967, en Filadelfia. Además de Stargell y Clemente, el orden ofensivo de Pittsburgh aquel día contaba con un par de jugadores dominicanos, Mateo Alou y Manuel Mota; el puertorriqueño José Pagán; y dos jugadores afroamericanos, Andre Rogers y Jessie Gonder. Sin embargo, el lanzador abridor, Dennis Ribant, era de raza blanca.

Los equipos de los Piratas construidos por Joe Brown, quien fue el gerente general del equipo de 1956 a 1976 y también en 1985, contaban con cada vez más jugadores afroamericanos y latinos, lo cual refleja una inclinación a adquirir y cultivar talento sin importar la raza -- una actitud considerada progresista en aquel entonces.

Burgos atribuye la aceptación que los jugadores de esas comunidades hallaron en los Piratas en gran parte a Clemente, quien en 1971 era el jugador que más tiempo llevaba con el equipo. Clemente, quien durante su carrera fue víctima de la discriminación y segregación racial, siempre exigió mejor trato para jugadores como el, por lo que se ganó la devoción de Sanguillén y muchos otros jugadores de Latinoamérica que siguieron sus pasos.

“Los Piratas de 1971 demostraron que se puede tener una cultura en el clubhouse que acepte a todo el mundo por igual”, dijo Burgos. “Ésa es la influencia de Clemente”.

Burgos también señala que lo que fue significativo de los Piratas de los años 60 y 70 no era solamente que el roster contara con mucha diversidad, sino el hecho de que dos de los líderes del equipo, Stargell y Clemente -- ambos futuros Salones de la Fama -- eran afroamericano y afrolatino, respectivamente.

“Había muchas conversaciones en círculos beisboleros, en camerinos, en gerencias. [La pregunta era], ¿puede un equipo ser mayormente de color en el roster y tener éxito?” expresó Burgos. “Y lo que los Piratas demostraron es que definitivamente [sí puede]”.

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UN EQUIPO CON UNA MISIÓN

Larry Bowa, el ex infielder de Grandes Ligas que eventualmente dirigió a los Filis, estuvo en el lineup de Filadelfia la noche que los Piratas hicieron historia. Según él, no hubo mención de la alineación de Pittsburgh en la cueva de su equipo durante el juego.

“No recuerdo que se haya dicho palabra alguna al respecto”, dijo Bowa. “Al verlos, lo único que veía era buenos jugadores”.

Cincuenta años después, la profundidad de aquella alineación de los Bucaneros era más que evidente.

“Tenían a Al Oliver bateando séptimo”, dijo Bowa, soltando una risa. “De eso me acuerdo”.

Apropiadamente, el Clásico de Otoño de 1971 fue la obra maestra de Clemente, quien bateó .414/.452/.759 con dos jonrones rumbo a ser nombrado la primera figura de Latinoamérica reconocido como Jugador Más Valioso de una Serie Mundial.

“A partir de los entrenamientos de primavera, sabíamos que teníamos un gran equipo. Y nuestra meta era traer un título de Serie Mundial de regreso a Pittsburgh”, dijo Oliver.

Apropiadamente, el Clásico de Otoño de 1971 fue la obra maestra de Clemente, quien bateó .414/.452/.759 con dos jonrones rumbo a ser nombrado el primer jugador de Latinoamérica reconocido como Jugador Más Valioso de una Serie Mundial.

“A partir de los entrenamientos de primavera, sabíamos que teníamos un gran equipo. Y nuestra meta era traer un título de Serie Mundial de regreso a Pittsburgh”, dijo Oliver.

Ahora que he rectificado, ese va a ser el mejor juego para mi porque eso va a quedar en la historia para siempre

Manny Sanguillén

UN CAMBIO DE PERSPECTIVA

Dada la composición étnica y racial del roster de los Piratas en los años 60 y 70, la alineación del 1ro de septiembre de 1971 no sorprendió mucho a Oliver en aquel entonces.“Para nosotros, no fue nada del otro mundo, por el hecho de que había tantas minorías en nuestro equipo”, expresó.

Sin embargo, con el tiempo, Oliver ha ido valorando más la historia de la cual fue parte. Para él, el partido tiene mayor significado ahora que aquella noche hace 50 años. Hoy en día, Oliver es un orador motivacional y en sus charlas suele referirse a la alineación histórica de los Piratas. A la vez, lamenta que se mencione tan poco aquel momento.Desde el punto de vista de Oliver, cuando se habla de hitos sociales del béisbol se refiere, la importancia de alineación exclusivamente afro y latinoamericana de los Piratas en 1971 solamente queda opacada por el debut de Robinson.

“¿Cómo se puede olvidar alguien de aquella noche?” pregunta Oliver. “En cuanto a las minorías se refiere, eso tiene que ser segundo”.

De igual manera, Sanguillén califica la experiencia de haber sido parte de la alineación de los Piratas el 1ro de septiembre de 1971 por encima de sus dos viajes a la Serie Mundial.

“Ahora que he rectificado, ese va a ser el mejor juego para mi porque eso va a quedar en la historia para siempre”, dice Sanguillén.

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