La Euroliga más extraña

La pandemia del coronavirus ha afectado al inicio de la temporada en la Euroliga. No es extraño, era de prever que una enfermedad que azota la vida diaria de la población en general también influyera en el deporte profesional y la máxima competición continental no iba a ser la excepción. En las primeras cuatro jornadas solo se han disputado 32 de los 36 partidos programados por culpa de los positivos por la ­COVID-19 en el Zenit San ­Petersburgo y en el Asvel Villeurbanne. Rusos y franceses suman ya dos encuentros suspendidos cada uno al no haber contado con el mínimo de ocho jugadores exigidos para poder disputarlos. La cifra se elevará de cuatro a siete aplazados esta semana por el Alba Berlín alemán... y, de nuevo, por Zenit y Asvel.

Ambos clubes se han visto beneficiados por los cambios en el Reglamento Especial por COVID-19 (desaparecen las derrotas por 20-0 y los duelos se reprogramarán hasta en tres ocasiones), que han levantado críticas. "Llevamos a los jóvenes, viajamos a España y jugamos lo mejor que pudimos. Pero resulta que nos podríamos haber quedado en casa, ignorar a todo el mundo, perder los partidos 20-0 y que estos encuentros se jugaran más adelante, como hicieron otros. Me parece que estos casos violan los principios del deporte. Todos los equipos deberían jugar bajo las mismas condiciones", señala Pavel Astakhov, director general del Khimki, otro de los clubes afectados en las últimas jornadas por la COVID: se midieron con el Madrid y el Baskonia la pasada semana con solo ocho y nueve jugadores, respectivamente. "Somos conscientes de que la situación actual genera problemas de juego limpio", subraya Zeljko Obradovic, presidente del Consejo de entrenadores de la Euroliga.

El caso del Alba es distinto: no se ve beneficiado por la modificación al aplazarse su choque contra el Baskonia por las restricciones sanitarias de Alemania como estaba previsto al principio en la normativa.

Mal balance y caída ofensiva

Este escenario de anulaciones y de pabellones con público en Moscú y sin ellos en Madrid ha llevado a disfunciones deportivas. De los ocho equipos que se encontraban en lo más alto de la clasificación al pararse la Euroliga el pasado curso por la pandemia, solo uno, el Barça, está ahora en la misma situación. El balance de los ocho que dominaban el torneo en la edición anterior es ahora mismo negativo: 11 victorias por 20 derrota, seis de ellas en manos de Anadolu Efes y de Madrid. Los turcos han pasado de liderar con puño de acero la competición a la 14ª posición y los blancos, del segundo puesto al 15º con su peor arranque (1-3) en todo el siglo XXI.

El potencial ofensivo también se ha resentido. El curso pasado cada conjunto anotó 80,5 puntos de media, ahora solo 72,3. En estas primeras cuatro jornadas se han logrado 80 o más tantos en 21 ocasiones; en las cuatro de la 2019-20 esa cifra se alcanzó o sobrepasó 31 veces (cuatro por encima de los 100 por ninguna ahora). Un arranque diferente con resultados diferentes.

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