Los problemas en los Lakers no cesan: LeBron James, que acabó con problemas físicos el partido contra los Clippers (y 30 puntos, 8 rebotes, 5 asistencias...) tiene problemas en los aductores (concretamente, en el izquierdo) y es muy probable que se pierda, al menos, los dos próximos partidos. El equipo angelino ha asegurado que está pendiente de la evolución de su estrella, pero aprovecharan el holgado calendario que tienen en los próximos días para dar al Rey hasta 8 días de descanso antes de reevaluar su situación. Un desmán más para la franquicia, sumida en una crisis estructural y de resultados enormes y con un pobre récord de 2-9 que les sitúa en el penúltimo puesto de la Conferencia Oeste y de toda la NBA.

No es la primera vez que los aductores dan problemas a LeBron. Ya desde su llegada a los Lakers, la estrella ha tenido muchas molestias en esa zona y en la temporada 2018-19 fueron uno de los motivos que llevaron a la estrella a disputar solo 55 partidos y perderse hasta 17 de forma consecutiva, la mayor ausencia de su carrera. Camino de los 38 años, entra dentro de lo normal que el físico no sea el que en su día fue, pero con la deriva de los Lakers, es más que preocupante la situación de la principal estrella del equipo de Darvin Ham, especialmente si la intención es la de levantar los ánimos, mejorar el récord y hacer para que el presente curso baloncestístico no se convierta en uno de transición.

LeBron, si los pronósticos se cumplen, se perderá al menos el partido del próximo sábado ante los Kings en el Staples y el que enfrenta a los Lakers contra los Nets, el próximo lunes. Precisamente ligado a los Nets, aunque apartado del equipo, se encuentra un Kyrie Irving al que LeBron ha defendido en las últimas horas, asegurando que se ha disculpado por sus últimas acciones (la recomendación de una película basada en un libro antisemita) y que debería volver a jugar. Así están las cosas para LeBron, que en su 20ª temporada en la NBA se ve condenado a un futuro cercano en el que no se vislumbran anillos y a un final de carrera que, si bien no sabemos cuándo tendrá lugar, dista mucho de la competitividad que siempre han mostrado sus equipos.