Tras su sólido debut en la capital británica frente al ruso Andrey Rublev (6-3, 6-4), Nadal se encontró con un rival de mucha envergadura, uno de los pocos que puede tratarle de tú a tú sobre la superficie que sea. Después de dos horas y 25 minutos de intensa batalla, la balanza se declinó a favor del austriaco.
De esta forma, Thiem, que ya había eliminado este año a Nadal en cuartos de final del Abierto de Australia, se confirmó como verdugo del balear, que pagó caro las buenas oportunidades que disfrutó en el desempate del primer set, donde ambos se mostraron infranqueables al servicio.
En el 'tiebreak', el manacorí se colocó con ventaja de 5-2 y dispuso de dos bolas de set que su rival salvó mostrando carácter y tenis de muchos quilates. Tras ir 7-6 abajo, Thiem se apuntó tres puntos consecutivos y no desaprovechó su primera ocasión de llevarse la manga inicial.
NADAL SOBREVIVE SIN RECOMPENSA
En el segundo parcial se mantuvo la tremenda igualdad y el único intento de escapada del español fue rápidamente abortado. Ocurrió tras el séptimo juego, cuando se apuntó su único 'break' de la tarde para situarse con 4-3 y saque, pero el vienés le devolvió la rotura de saque acto seguido.
Nadal acusó el golpe y con 5-5 encadenó tres errores impropios, dentro de su única laguna del partido, para brindar a su rival un 0-40 que parecía definitivo. No fue así. Sacó la rabia, levantó tres bolas de partido, incluido un espectacular golpe de espaldas por debajo de las piernas, y respiró hasta un nuevo desempate, donde no encontró premio a su instinto de supervivencia.
Thiem, convertido en una roca infranqueable y autor de 12 ganadores más en el global (37-25), no acusó las ocasiones perdidas y mantuvo la iniciativa en los compases finales del encuentro. Tras el 3-3, apretó el acelerador hacia la victoria, que remató en la quinta bola de partido que disfrutó, doblando por fin el brazo del número dos mundial, quien sigue dependiendo de sí mismo en este torneo de 'maestros' pese a la derrota.
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