Paseo de Djokovic hasta su novena final en Melbourne

Después de tantos días de sufrimiento, que comenzaron pronto, en la segunda ronda contra Tiafoe, tomaron tintes dramáticos en la tercera cuando rozó la retirada contra Fritz, y tampoco fueron plácidos con sus compromisos frente a Raonic y Zverev, Novak Djokovic tuvo la semifinal que hubiera soñado cualquiera. Le tocó una perita en dulce, Alsan Karatsev, al que barrió sin piedad en tres sets (6-3, 6-4 y 6-2) y apenas una hora y 53 minutos, sin hacer nada del otro mundo, más allá de sacar bien (17 aces) y cometer pocos errores no forzados (14). Aunque para él fue “el mejor partido” suyo en el campeonato.

Por mucho que el ruso de 27 y 114º del mundo fuese la gran revelación del torneo, el primer debutante en Grand Slams que llegaba a una semifinal en la Era Open tras eliminar a Schwartzman, Auger-Aliassime y un lesionado Dimitrov, lo cierto es que no dio el nivel suficiente para inquietar al número uno del mundo, que jugará su novena final en el Open de Australia, 24ª entre todos los majors. Es el primero que llega a tres allí con más de 30 años desde 1968. Será el domingo ante el ganador del duelo que se disputa el viernes (09:30, Eurosport) entre Medvedev y Tsitsipas. “Lo que hizo Stefanos contra Rafa (Nadal) es increíble, probablemente en el mejor partido del torneo y Daniil es el hombre en estos últimos meses y ya jugó una final muy larga en el US Open. Cogeré las palomitas y veré su batalla. Les deseo que la disfruten”, dijo sobre sus potenciales rivales.

La historia está del lado de Djokovic que ganó en los ocho anteriores partidos por el título que jugó en Melbourne, los dos últimos de forma consecutiva. El balcánico atraviesa por una racha maravillosa que le ha llevado a ganar 15 de las últimas 16 semifinales que ha jugado en grandes torneos, con un único falló en la que perdió contra Thiem en Roland Garros 2019. Nunca había perdido ante un jugador de la previa y no falló ante Karatsev (20-0 ahora), que llevaba una buena paliza encima de ocho partidos, incluida la remontada ante Aliassime en cinco sets. El hombre tuvo su momento de gloria cuando en la segunda manga, con 5-1 en contra, se dio el lujado de ganarle tres juegos seguidos a Djokovic y tener incluso dos puntos de break para igualar. Pero el saque de nuevo rescató a Nole en sus peores momentos, que rugió como un demonio cuando cerró el parcial, para deleite del público, que pudo volver a la Rod Laver Arena.

Rebelión frenada

Ahí no terminó la rebeldía de su rival, que hasta ese extraño giro en el partido, que no llegó a ser de 180 grados, había encajado seis juegos en blanco, tres de ellos con su servicio. En la tercera manga, que se abrió con break de Novak, Alsan le rompió el servicio de nuevo y niveló el parcial (2-2). Pero alternaba buenos golpes con errores de bulto (hasta 30) y volvió a verse por debajo en el marcador. Ya no hubo más despistes de un Djokovic que, contra el calor y los problemas abdominales, ya está donde quería: en la final, más cerca de recortar distancias en la carrera por la hegemonía histórica con Nadal y Federer. Karatsev se va de Australia con 720 puntos que le dan un subidón de 72 puestos en el ranking, hasta el 42, y con más dinero del que había ganado en toda su carrera (850.000 dólares, 704.331 euros). Todos contentos.

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