Tenis a la velocidad de la luz
Según las estadísticas de la ATP, Novak Djokovic tiene una media de 5,8 saques directos por partido. Ayer su cuenta se disparó hasta los 26 aces contra Frances Tiafoe (4,8 de media, 23 ayer). De hecho, el serbio, uno de los mejores restadores del circuito, dejó de contestar al 46% de los primeros golpes que le ofreció el estadounidense. Si bien es cierto que el partido fue intenso, a cuatro sets, y de tres horas y media, no lo es menos que la superficie pudo contribuir a esos registros.
En Australia hay un criterio general auspiciado por los grandes nombres. Djokovic, Dominic Thiem y Rafael Nadal, entre otros, lo dicen claro: las pistas este año en Melbourne Park son rapidísimas. Una situación que no es nueva en esos lares, pues ya se puso de manifiesto en 2017, pero que parece haberse acrecentado en este curso. «Es el Abierto de Australia más rápido que he jugado en todos mis años de carrera. Nunca jugué con condiciones tan rápidas», esgrime el español. «Tengo la sensación de que es el torneo más rápido en el que he jugado en los últimos tiempos. También es más resbaladiza», apunta el austriaco. «Esta es la más rápida en la que he jugado. No sé cuál es la razón de que lo hagan más y más rápida cada año. Desde luego, es la más rápida en la que he jugado», se suma el serbio. Y aunque todos juegan en las mismas condiciones, no a todos les beneficia o perjudica de la misma manera. «Me gusta tener tiempo para pensar, para ajustar el contraataque, y esta superficie te lo quita», dice Thiem. «Será difícil hacer breaks, pero no son unas condiciones que me disgusten», afirma Nadal.
¿Qué significa que las pistas sean más rápidas? «Las pistas duras están hechas de un material de resina, en función de las capas que se pongan hace que sea más rápida o más lenta. Es como si fuese una lija, cuantas más capas, la lija es más gruesa y sientes que la pelota se agarra más al suelo y la frena. Australia arrastraba desde hace tiempo un problema y es que cada pista tenía una velocidad y tuvieron que hacerlas todas nuevas, y por lo visto han puesto pocas capas», explica para ABC Anabel Medina, capitana de Copa Federación. Esto afecta sin duda al juego. «Los puntos se acortan, se solucionan en dos o tres tiros, hay más golpes ganadores, más aces... Además, los efectos pueden cambiar. Si es muy rápida, y aquí también afecta la temperatura, una pelota cortada apenas bota, apenas se levanta del suelo», indica Miquel Margets, técnico de la Federación Española de Tenis.
Menos peloteo
Ambos apuntan al jugador más atacante como principal beneficiado. «Los jugadores agresivos tienen más ventajas porque cuando la pelota bota no se levanta tanto del suelo y patina mucho, haciendo más difícil su devolución. Y los sacadores, lo mismo, porque es más difícil restarles. Por el contrario, los jugadores más conservadores o con no tantos recursos sufren más, no consiguen encontrar un peloteo, la pelota se vuelve difícil de contrarrestar y si no tienes unas buenas piernas para llegar bien posicionado hace complicado su control», subraya Medina. No conocen el motivo de hacerlas más rápidas porque, señalan ambos expertos, se ha trabajado en el camino contrario: el de hacer pistas más lentas para contrarrestar la velocidad que le habían imprimido los nuevos materiales de raqueta, de pelota y la propia evolución del tenis y los jugadores, más dispuestos a los tiros directos que a las estrategias. «El espectáculo se vio mermado», dice Margets. En Australia va a la velocidad de la luz.