Trae hunde el sueño de los Cavs
El play-in es un arma de doble filo. Ayuda a los equipos que han jugado peor a tener una oportunidad, amplía la cantidad de luchadores sobre el ring y evita, en cierto modo, ese tanking al que siempre se abonan ciertas franquicias. Pero también perjudica, y a veces pasa, a equipos que han hecho un año fantástico pero que se acaban quedando fuera de unos playoffs que se merecen más que otros. Eso es lo que les ha ocurrido a los Cavaliers, una de las sensaciones de la temporada que ha dicho adiós a la fase final. Unos playoffs a los que jamás han accedido en todo el siglo XXI sin LeBron James y su alargada e inabarcable sombra. Un premio que no se han podido llevar ni en la más fantástica de las temporadas, una en la que han estado constantemente entre los primeros puestos de la Conferencia Este pero de la que se han hundido paulatinamente hasta decir adiós de la forma más amarga posible.
Los Cavs han conseguido un récord de 44-38, el mejor récord desde que LeBron no forma parte de sus filas. De hecho, es su mejor temporada desde la 1997-98, cuando llegaron a las 47 victorias y a la primera ronda de playoffs con Mike Fratello de entrenador y Wesley Person como uno de sus máximos referentes en pista. En los tres últimos años sin el Rey, los Cavs se habían quedado en 19, 19 y 22 victorias. Este año han doblado esa cifra (con 82 partidos en lugar de 72, eso sí), han sido uno de los equipos más divertidos de ver y han opositado incluso a la ventaja de campo en la primera ronda de playoffs durante varias semanas. Pero las lesiones (la de Ricky Rubio ha sido una de ellas) han mermado demasiado aun grupo joven e inocente que no ha podido soportar más desmanes. Algo totalmente justificable, claro.
El equipo de J.R Bickerstaff (que sale, a pesar de todo, reforzado de esta temporada) ha peleado los dos partidos del play-in y los ha perdido los dos. El otro día ante los todo poderosos Nets y hoy ante unos Hawks al alza que son, y se nota, un equipo ideal para este tipo de enfrentamientos. Mandaban por 11 en un primer cuarto fantástico (35-25), su máxima ventaja ha sido de 14 puntos, han salido envalentonados por su público y han tenido una conexión emocional enorme con el momento en el que se han situado. Pero se han ido hundiendo paulatinamente, como un coche que se queda sin gasolina, un móvil sin batería. Se han ido quedando sin fuerzas; así, además, lo resumen sus parciales: 36, 25, 23 y 17 puntos anotados por cuarto, un ejemplo más de como cada vez les costaba más arañar algo a su rival, que simplemente ha esperado a que se hundiera un equipo al que la temporada se le ha hecho larga y que llegaba sin nada que perder, pero con la presión de fracasar en una oportunidad otrora inalcanzable.
Curiosamente, Trae ha ido creciendo a medida que las fuerzas del equipo local se quedaban en nada: 6 puntos en el primer cuarto y 0 en el segundo para explotar en la segunda parte, con 16 tantos en cada uno de los dos periodos correspondientes. El genial base ha sido el MVP del encuentro sin ninguna duda y ha compensado el mal partido en el tiro que tuvo ante los Hornets, en un partido en el que su equipo tampoco lo necesitó en exceso. En total, 38 puntos con 13 de 15 en tiros de campo y 4 de 11 en triples, además de 8 de 9 en tiros libres. Nate McMillan no ha especulado y ha mantenido 40 minutos en la pista a su estrella, que también ha repartido 9 asistencias. No era el momento de jugar con fuego en un encuentro ajustado: los Hawks ganaban solo de 3 (92-95) a falta de 5 minutos y de 3:50 (94-97) y de 1 solo punto a menos de minuto y medio (99-100). Eso sí, los locales no volvieron a concretar en ataque, solo anotaron un tiro de campo más (Lauri Markkanen, con el partido ya sentenciado) y los Hawks salvaron su posición.
Además de Trae, otros 4 jugadores de los Hawks llegaron a dobles dígitos, con mención especial para un Bogdan Bogdanovic que se mostró muy seguro en el tiro y se quedó en 19 en los menos de 30 minutos que disputó. Clint Capela solo disputó 13 minutos tras un golpe muy feo en la rodilla con Evan Mobley tras una falta que había cometido el propio Capela y está pendiente de pruebas, pero con una pinta peligrosa. Y los Hawks paliaron esa baja con ayudas constantes a un Jarret Allen que forzó para jugar (11 puntos, pero un menor poder vertical que antes de su lesión). Además, 26 puntos y 8 rebotes de Markkanen, 18+8+5 de Evan Mobley, 16 de Caris LeVert, 21, con 9 asistencias de Darius Garland... y ya. Kevin Love y Rajon Rondo fueron un desastre desde el banquillo, Isaac Okoro apenas anotó 6 puntos y la corta rotación de Bickerstaff no tuvo ningún resultado positivo. Se acabó el sueño de los Cavs. Se quedaron muy cerca, pero se fueron sin premio. Y las conclusiones de la temporada no tienen por qué ser negativas para ellos. Porque futuro hay en la franquicia. Eso seguro.